EL IGNORADO

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EL IGNORADO

   Sin él no podríamos experimentar la felicidad, la verdadera felicidad, la que siente un padre cuando ve a su hijo disfrutar, divertirse, jugar con sus amigos.

   Con “El Ignorado” nuestro día tiene más de 24 horas, sin él no llegaría, ese margen lo pone o quita ese gran trabajador que no protesta, que no es reconocido, que no cobra, lo hace por amor a unos colores, a una etapa que ya le tocó vivir, cuanto aprenderíamos si nos fijáramos en él, además de no hacerlo, prejuiciamos su labor, buscando un consuelo a su solidaridad, ayuda, apoyo, compañerismo, que adjetivos tan ilustres, ya no se estilan, se perdieron en la búsqueda de la crítica, la justificación a nuestros defectos.

   Es gente anónima la que le da vida a “El Ignorado”, será el tiempo, el que les de la gloria que otros les negamos y que los sábados de fiesta y sainete permanece indiferente, esa turba olvidada nos alegra las mañanas mientras los más pequeños agradecen a su padre el esfuerzo.

   Nuestra actitud suicida da la espalda a esa ventana, que si utilizáramos para observar, palparíamos un suspiro satisfecho que le gana a la indiferencia.

   Nunca les vemos pero siempre están, esta sería una de las adivinanzas que podríamos preguntar a nuestros aficionados para saber si somos conscientes de su presencia.

   Discretos, sin honores, sin nada reseñable en su hoja de servicios, siempre pierden, mal pagados pero tenaces, impertérritos a las adversidades, los hombres tranquilos, su vitrina está llena de trofeos, hombres dignos, honrados que acabarán con escaso reconocimiento por razones que tiran en dirección contraria.

   Llegan antes que nosotros para que esté todo en su sitio, son los últimos en dejar, abandonar la nave, no capitanean pero sin ellos serían imposible que nuestro barco (colmado de niños), tu barco navegara por aguas aceitosas.

   Hablamos de toda ese gente que hacen que un club, funcione con la precisión que el reloj humano permite, con sus retrasos, olvidos, responsabilidades, compromisos, etc, a esas personas de todos los equipos modestos, de barrio, que nos regalan su tiempo, queremos homenajearles y  reconocerles su aportación, su solidaridad y ayuda, gracias a todos y en  especial por lo que al A.C.D. Peñíscola le toca a……………………………………………………………………………………………., GASPAR, MATÍAS,  PEDRO, ANTONIO  y a EL TÍO VICENT.

Raúl Carlos Manuel Garijo, directivo del ACD Peñíscola

 

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