GANAR O JUGAR BIEN, LA FALSA ANTINOMIA

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Sergio Farré nos proporciona este reflexivo artículo que ha descubierto navegado por las redes, gracias por colaborar con nosotros.

GANAR O JUGAR BIEN, LA FALSA ANTINOMIA

Cuántas veces hemos escuchado las frases hechas (y sin ningún tipo de sentido, pero que sectores del periodismo se encargan de repetir, amplificar e instalar en la gente): “¿Qué es eso de jugar bien?, ¡hay que ganar!” o “Hay que ganar como sea”.

También a menudo escuchamos que se caracteriza a tal o cual técnico de ganador o de trabajador, pero los que trabajan mucho el juego colectivo para ganar paradójicamente son tildados de vagos o de perdedores a los que no les interesa el resultado sino solo el juego vistoso.

Voy a tratar en este breve texto de derribar esos “conceptos” instalados, o al menos de hacer una crítica fundamentada que ataque a los mismos. Ganar o jugar bien es una falsa antinomia, es una falsa dicotomía. Para ganar hay que jugar bien y para jugar bien hay que trabajar. Voy a dividir a los equipos en dos grandes campos: equipos que juegan con la pelota y equipos que juegan sin la pelota. Mi crítica aquí va a estar dirigida obviamente a los que juegan sin la pelota, a las diversas variantes que puede haber de juego sin la pelota y voy a tratar de representar a las diversas variantes de equipos que basan su juego con respecto a la pelota. Lo que voy a hacer es marcar, por comparación entre estilos, las superioridades y ventajas de uno sobre otro.

Los goles se hacen con la pelota

Para ganar hay que hacer goles y para hacer goles hay que tener la pelota. Algunos me dirán, puedo golpear dos o tres veces por partido a la portería e igual ganar. Eso, entra en el terreno de las casualidades. Nunca puede ser más factible ganar cediendo la pelota al contrario y contragolpeando de manera aislada, donde participan pocos jugadores del ataque, que teniendo la pelota e intentando construir jugadas de gol. Alguna vez podrá pasar, muchas veces podrá pasar y va a seguir pasando y hay equipos que salen campeones de esta forma, pero hay equipos que salen campeones de otra y un equipo que tiene la pelota siempre es superior a uno que no.

El que tiene la pelota domina y maneja el partido, el que no la tiene le cede la iniciativa del partido al otro equipo. El que tiene la pelota puede construir. El otro se dedica a destruir. El que tiene la pelota y construye jugadas tiene infinitamente más posibilidades de meter goles que el que patea tres tiros aislados por partido, es hasta matemático. Cuantas más jugadas de gol construyas, más posibilidades vas a tener de hacer goles, muchas más que un equipo que va a tener que hacer un gol en un par de jugadas desconectadas del juego.

Por ahí los que se paran en la vereda del fútbol sin la posesión de la pelota, no conciben el concepto de la construcción de jugadas. Ese es el tema. Es tirarla para arriba y el gol de alguna forma, vaya a saber uno cómo, va a llegar. Jamás, pero jamás jamás, un equipo que prioriza el orden defensivo y que el gol lo busca con un pelotazo, será superior a un equipo que planea cómo llegar al gol y luego ejecuta ese plan. Jamás un equipo que apuesta a la inspiración individual de uno o dos jugadores, va a ser superior a un equipo que apuesta a construir jugadas de ataque colectivas. Y con jamás no estoy diciendo que no pasó nunca. Mil veces pasó y mil veces va a seguir pasando que un equipo mezquino le gana a uno ambicioso, pero eso no significa que sea mejor equipo o un equipo superior. Significa que ese dia hubo una casualidad, un accidente.

Entiendo que hay equipos que juegan muy bien defensivamente y que es muy difícil hacerles un gol y a partir de ahí se hacen fuertes y ganan partidos e incluso campeonatos. La historia del seleccionado italiano es un ejemplo de esto, la cuna del fútbol defensivo. Pero para hacerlo hay que hacerlo bien. Si hay un método, una planificación, una estrategia determinada y buenos jugadores para llevarla a cabo, perfecto. No es lo que a mi me parece mejor para jugar al fútbol, pero lo acepto. Se puede jugar de muchas formas al fútbol. Pero la mejor, la que para mi es la que tiene más posibilidades de llevarte a la gloria, es cualquier variante de juego que contemple manejar la pelota.

Siempre hablo de ganar

Nótese que estoy hablando siempre de ganar. Nada de lirismo ni nada de estética ni belleza ni nada por el estilo. Ganar. Para ganar, hay que manejar la pelota y construir el gol, gestar el gol, causarlo. Es la mejor forma de llegar a ganar. Hay una frase de Latorre que me parece que sintetiza ese sentir: “lamento que los hayan engañado haciéndoles creer que asociarse, tocar la pelota y demás sea lirismo. Es una estafa intelectual”. No es lirismo, no es estética, es una necesidad para jugar al fútbol manejar la pelota, asociarse, construir el gol. Pero si entramos en ese terreno, en el de lo lindo y lo feo, no me vengan a decir que es más lindo (y ni siquiera estoy hablando de ver futbol, hablo de jugar) no me vengan a decir que es mas lindo refugiarse atrás y reventarla siempre, que tocar y tocar y tocar. Armar una jugada con dos o tres compañeros tocando de primera o a dos toques y que termine en gol es lo más bonito del fútbol.

En resumen entonces, para ganar, construir un gol es mejor que buscarlo en jugadas aisladas. Construir muchas jugadas de gol es mejor que patear dos, tres, cuatro veces al arco por partido e intentar ganar de esa forma. Para ganar, tener la pelota es mejor que no tenerla, porque tenerla te permite tener la iniciativa del partido, dominar el partido y el terreno. Para ganar, el juego colectivo es infinitamente superior a un equipo que apuesta a las individualidades. Además, el juego colectivo no significa que no haya individualidades, al contrario, el juego colectivo potencia a las individualidades, porque el juego colectivo, el juego asociado, el juego de pases y desmarques, genera espacios, y con espacios las individualidades explotan mucho mejor. Messi por poner un ejemplo, tocando y yendo a buscar la devolución al

espacio puede después, lanzado en velocidad y con espacios abiertos, sacarse marcadores de encima con mucha más facilidad que si encara solo y de frente a tres tipos que lo esperan parados y escalonados.

Ganar o jugar bien es una gran contradicción que atesora otra: jugar de manera individual en un deporte colectivo es una contradicción en sí misma. Para ganar, llegar tocando y abriendo espacios mediante desmarques, es mejor que tirar pelotazos. Para ganar, es mejor planificar cómo vas a hacer los goles, que planificar que no te los hagan. Si vas al ataque y te hacen un gol de contra, sigues yendo al ataque a buscar el gol. Si te defiendes y te hacen un gol, no sabes que hacer, quedas como el Atlético de Madrid en la segunda final de la Champions, no sabes qué hacer con la pelota. Buscar ganar defendiendo es otra contradicción en sí misma. Repito, no digo que no pueda pasar, pero son accidentes. Entiendo que hay equipos que tejen una tela de araña donde atrapan a sus rivales, un cerrojo emulando al Catenaccio, aunque el Catenaccio en sentido estricto no es cualquier sistema defensivo, es un sistema de líbero y línea de cuatro defensores. Es el Inter de Helenio Herrera. Pero para defender y tener éxito hay que hacerlo bien. Es claro que es más fácil destruir juego que construirlo. Pero si el equipo que construye sabe hacerlo, no hay defensa que aguante. Podrá pasar ocasionalmente como ya dijimos, pero refugiarse y dejar que el otro equipo te ataque no puede terminar siempre bien. La mayoría de las veces salvo esos “accidentes”, va a terminal mal. Ahora si enfrente hay un equipo que no sabe manejar la pelota o no sabe crear espacios ya estamos hablando de otra cosa.

Trabajar para construir

En fin, hemos expuesto nuestros argumentos para sostener que para ganar, siempre es mejor partir de dominar el balón y el terreno que cederlo. En cuanto a lo que decíamos de los entrenadores al principio del articulo, los tildados de vagos, liricos, perdedores y demás pavadas, son en realidad los que mas trabajan, porque trabajan para construir, que es mucho mas difícil que trabajar para destruir. Los entrenadores que trabajan para construir el gol son los señalados como vagos, perdedores o “liricos”, vaya ironía futbolística.

Ganar o jugar bien entonces, es una falsa antinomia. Se juega bien para ganar y para eso hay que trabajar. Ganar como sea, o defender a los que ganan, también es una falsa bandera. “Hacen de una obviedad una bandera” como ha dicho mil veces Horacio Pagani. Todos queremos ganar, solo que los que defendemos la idea de hacerlo desde el dominio del balón somos calumniados. Para nosotros, hay que jugar bien para tener mas posibilidades de ganar. Ganar y jugar bien, dos conceptos que nunca debieran separarse.

Fuente: Nicolás Varela

(centrojas.com)

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